¿Qué hacer si tu hijo no quiere ir a la escuela?

Una de las etapas más difíciles es adaptar nuevamente el niño al colegio si ella o él no quiere ir a estudiar, o más aún si el pequeño o pequeña comienza su vida escolar. No solo sufre él o ella, también lo hacen los padres o los encargados de llevar a tus hijos hasta el colegio o jardín. Tomar conciencia de nuestra responsabilidad en el proceso de adaptación facilita esta etapa.

En las primeras semanas del regreso a clases, los ánimos siempre se exaltan. El volver a la rutina escolar nos puede llevar tiempo. En estos casos debes adaptar al pequeño nuevamente a las tareas, la incorporación de los pequeños al colegio o jardín, el levantarse temprano, entre tantos factores. Son elementos que debemos tener en cuenta para acoplarnos con ellos al proceso rutinario de volver a clases; o más aún si es nuevo en este proceso.

Si su niño llora el primer día de clases, es normal; si aún llora la primera semana, también puede ser normal; pero si pasa un mes de clases y no quiere ir a estudiar, es momento de preocuparse.  Si esta es la situación tu hijo, pon atención:

Recuerda el momento exacto en que apareció este comportamiento

Si tu hijo o hija iba feliz al colegio, escuela o jardín y a partir de un día ya no quiso ir más, presta atención a esto. Puede ser una gran señal que algo le ha sucedido. Habla con él e intenta averiguar el porqué. Hazlo sentir cómodo y que sepa que le respaldarás en lo que necesite. Es prudente ir  donde el/ella estudia y hablar con su profesora, la psicóloga o el director de grupo según lo consideres pertinente.

¿Cuestión de pereza?

Los lunes siempre es un día fuerte para ellos; amanecen con un poco más de pereza y no quieren ir a estudiar, puedes motivarlos con un desayuno especial o una actividad corta antes de salir. Revisa también la hora que se acuestan a dormir por las noches; recuerda que si no duermen lo suficiente, al día siguiente en la mañana estarán menos dispuestos a levantarse con ganas.

No está de más revisar las condiciones de su habitación para garantizarles un verdadero descanso: ruidos, iluminación, frio o temperaturas altas, condiciones de la cama, pijamas, etc. Suena extraño pero fíjate en su respiración, algunos niños con congestión nasal o desviación del tabique respiran mal y por ende no descansan adecuadamente.

Observa cómo es tu hijo en otros lugares.

Si tu hijo tiene tienen dificultades para ir a otros sitios y quedarse sin sus padres, entonces el problema podría no estar en la escuela sino en tu pequeño. Si tu hijo no quiere ir a la escuela pero también llora para quedarse en casa de la abuela, o en casa de un amiguito o en un cumpleaños que son lugares donde habitualmente disfrutan y la pasan bien; entonces puede que tu hijo sea más bien un niño inseguro y temeroso. Emplea algunas estrategias o contacta a un especialista para hacer de él un niño seguro de sí mismo y compara los resultados.

Socializa con los padres de sus compañeritos.

Conversa con otros padres, siempre es bueno. Conocerás si los hijos de ellos se sienten a gusto donde estudian y si hay una situación notoria que los esté afectando a todos o a un grupo de ellos. Si tu hijo se ha negado a decirte lo que sucede, por este medio podrás obtener más información y saber si algo le ha pasado.

Mantén una buena comunicación con tu hijo.

En un hogar donde hay buena comunicación, los niños se sienten seguros del respaldo de sus padres. Siendo así, serán capaces de pedir ayuda o comentar las dificultades por las que están atravesando y conocer el por qué no quiere ir a estudiar. Escúchalos con empatía, dale crédito a sus palabras, no subestimes sus dificultades, lo que para ti es posiblemente tonto, para tu pequeño puede ser gran cosa.

Mantente atenta a problemas de salud.

Otra señal de que tu hijo realmente se la pasa mal es la aparición de enfermedades repentinas como fiebres, diarreas, dolores estomacales o dolores de cabeza. Si tu hijo se queja constantemente de alguna de estas molestias, consulta con su pediatra y averigua si se trata realmente de una afección física o de una afección emocional.

Presta atención a sus juegos y dibujos.

Los niños suelen reproducir su realidad en sus juegos y en sus dibujos. Observa cuando juega con muñecos, escucha los diálogos y pon atención a la situación que está reproduciendo en el juego. Algo similar suele suceder con los dibujos, permítele expresarse con libertad, luego observa si en ellos hay algo que te pueda indicar por qué no quiere ir a estudiar.

Busca ayuda especializada si tu hijo no quiere ir a la escuela.

Ciertamente cada mamá conoce a su hijo, seguramente con todas estas recomendaciones que te brindamos más tu intuición de madre podrás saber si tu pequeño está experimentando una dificultad real. No lo subestimes, imagina lo que significa estar 6 u 8 horas seguidas en un sitio donde por la razón que sea lo pasas mal. Ahora imagina eso día tras día.

Si tu hijo no quiere ir a estudiar y tienes la seguridad o tan solo sospechas que allí no está a gusto, busca ayuda de un psicólogo que te permita conocer lo que realmente sucede y ayude a tu hijo a tener las herramientas necesarias para defenderse. Solicita la intervención de las autoridades donde estudia si el caso lo requiere, ellos están allí para atenderte y para garantizar el sano desarrollo de tu hijo.

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